El objetivo de todo medio es comunicar, informar y establecer un vínculo con la sociedad, para que ésta se mantenga con él. Todo medio de comunicación masiva, surge por la necesidad de la sociedad para tener conocimiento de los hechos que suceden en el mundo.
El Buen Tono surge con el objetivo de no sólo brindar información objetiva, coherente y llena de veracidad; nace para ofrecer un espacio para todo aquel actor político que los otros medios le han cerrado las puertas para dar a conocer sus ideas y trabajos; centro extraoficial de un salón de prensa.
Pero ¿Qué pasa cuando El Buen Tono deja de lado su objetivo, y se dedica a atacar, a manchar el nombre de ciertas personas, utilizando como escudo la prensa escrita y como arma la nota periodística? La respuesta es clara, se convierte en amarillista, sensacionalista y comienza a vender mentiras. Eso ha venido haciendo con el candidato a diputado federal del PAN por Huatusco Víctor Serralde Martínez, a quien peyorativamente lo define como “corrupto”, donde sus notas son realizadas con datos falsos, donde no se demuestra la autenticidad del contenido y su colofón es destrozar la figura de un candidato.
Notas que surgen denotando el mote de “El corrupto Serralde” como ya le llaman en las líneas periodísticas del diario cordobés, no son más que ofensas cuando no hay pruebas. Sin duda alguna, es peor la ofensa que se le hace al lector porque es él el informado; El Buen Tono queda como un mequetrefe de la información.
Como hace tiempo, un medio de comunicación ha desmintiendo los actos que según El Buen Tono, Serralde Martínez ha llevado a cabo.
Vaya actuar de este diario cordobés que se ha ocultado en las sagradas líneas del periodismo para atacar vil y cobardemente. Sin duda, su mesa editorial desconocen el código de ética que hay entre el verdadero periodismo y entre los que sí son periodistas.
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